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Viento de otoño

Viento de otoño

La semana:

Las negociaciones entre EE. UU. y China en materia comercial y la cuenta atrás en el tema del Brexit comparten protagonismo en la agenda de los inversores en los últimos días. La pasada semana leíamos un buen informe de Credit Suisse sobre el estado del Brexit, tema en el que, dependiendo del día, podemos leer que hay avances o por el contrario estancamiento ante la proximidad del 31 de octubre, fecha límite… por el momento. Lo primero que hay que recordar es que el referéndum sobre el Brexit tuvo lugar el 23 de junio de 2016, hace más de tres años ya. Desde entonces las negociaciones no han avanzado prácticamente, y la opción de un Brexit sin acuerdo (a las bravas) sigue encima de la mesa. El principal punto de conflicto es la frontera de Irlanda del norte (UK) con Irlanda (Unión Europea). En noviembre del año pasado, el gabinete de Theresa May incluyó en un borrador aprobado en Bruselas una cláusula conocida como “salvaguarda” irlandesa o “backstop”. Se trataba de un mecanismo de último recurso mediante el que, si no se llegaba a un acuerdo para evitar la vuelta a una frontera dura entre las dos Irlandas, Irlanda del Norte quedaría sometida a las normas del mercado único europeo y dentro de la unión aduanera para no tener que aplicar aranceles. Además, para evitar imponer controles entre Irlanda del Norte y la isla de Gran Bretaña, el resto del Reino Unido también permanecería en una unión aduanera con la UE. Ambas partes podrían poner fin a la salvaguarda, pero siempre de mutuo acuerdo, no de manera unilateral, lo que hace temer a los euroescépticos que el backstop acabe manteniendo a Reino Unido atrapado en la UE. Pero recordemos que la propuesta de May fue rechazada por el parlamento. La propuesta del actual primer ministro Boris Johnson implica dejar a Irlanda bajo las reglas del mercado único, pero no en la unión aduanera. Esto implicaría una frontera de controles aduaneros entre Irlanda del Norte y la República de Irlanda y una frontera normativa entre Reino Unido y las dos Irlandas. Johnson propone que los controles aduaneros se realicen de una forma descentralizada y digital con un número muy pequeño de chequeos físicos. Veremos si la nueva propuesta es del agrado de los parlamentos británico y europeo. Desde 2016, no solo Irlanda del Norte sino también Escocia están pendientes de las consecuencias que pueda acarrear la salida del Reino Unido de la Unión Europea. Al contrario que el conjunto del estado, dichos territorios votaron por la permanencia. En el caso de Irlanda del Norte, muchas voces favorables a la continuidad se han mostrado predispuestas a apoyar la reunificación de la isla para poder seguir en la Unión Europea, pero el gobierno norirlandés ha rechazado de momento convocar un referéndum al respecto. En conclusión, el Brexit no es sino una muestra más del movimiento antiglobalización que se está viviendo hoy en día en todo el mundo y que viene motivado por la crisis económica. Tenemos ejemplos claros en EE. UU., en Brasil y también en España, donde la cuestión catalana es consecuencia directa del empeoramiento de la situación económica tras la crisis. Los discursos nacionalistas ganan muchos votos cuando las cosas van mal. El problema que nos enseña el Brexit es lo fácil que es vender. Apenas quedan dos semanas para la fecha límite, y nadie sabe cuál puede ser el resultado final.
Paralelamente, en Alemania sigue el debate sobre la posibilidad de estímulos fiscales adicionales. Mientras la economía de Alemania se recuperó bien de la crisis financiera mundial de 2008, los políticos alemanes consagraron todos sus esfuerzos a la consecución de saldo positivo en sus cuentas públicas, política que llevó al país a tener un récord de 58.000 millones de euros de superávit en 2018, o el 1,7% del PIB, mientras la deuda pública cae aproximadamente al 58% del PIB para este año, por debajo del 60%, límite marcado por Bruselas. La obsesión por la austeridad de las autoridades alemanas no hace sino recordarnos que la deuda tiene raíces profundas en el idioma mismo, como recordaba Marcel Fratzscher, director del Instituto de Investigación Económica de Alemania: «La palabra en alemán para ‘deuda’ -‘schuld’- es la misma que para ‘culpa’». «Si uno se endeuda, ha hecho algo malo, y eso describe muy bien la actitud de los alemanes”. La desaceleración actual parece evidente; la producción industrial lleva una caída del 4% para lo que va de año. La parte más importante de la producción industrial es la de la industria del automóvil y la preocupación en este último sector está motivada por una combinación de factores estructurales y de larga duración. Ante estos nubarrones parece que el Gobierno alemán está tomando conciencia y parecen dispuestos a tomar decisiones en lo referente al gasto público, para ello podría incluso romper con su innegociable regla de equilibrio presupuestario asumida hace 10 años. El coste de la financiación está en mínimos históricos y Alemania parece estar dispuesta a impulsar la inversión asumiendo más deuda. En este escenario debemos estar atentos a mediados de noviembre donde, si las expectativas generalizadas se cumplen, acabaremos viendo cómo la Oficina Federal de Estadística de Alemania anuncia un crecimiento negativo del PIB para el tercer trimestre de 2019. Dado que esto marcaría la segunda contracción trimestral consecutiva, significa que la economía estaría oficialmente en una recesión técnica. En ese punto el Gobierno federal estaría dispuesto a actuar. Ahora mismo la economía alemana se mantiene a flote gracias a la fuerte demanda interna, sostenida por el sector servicios, y un mercado de trabajo potente. Sin embargo, ya nadie niega que las turbulencias internacionales están pasando factura. Para los mercados financieros la posibilidad de contar con una herramienta anticíclica en la UEM cobra especial relevancia en el actual contexto de desaceleración económica, y constituyen las nuevas esperanzas en lado macroeconómico. Alemania puede marcar el camino en los próximos trimestres.
Mientras parece que el efecto estimulante de los bancos centrales va perdiendo fuelle. La agencia alemana Sentix desde el 2001 elabora el Índice de la Confianza del Inversor (Sentix), que mide el sentimiento de los inversores en la eurozona. Realiza una encuesta mensual a más de 3.100 inversores particulares e institucionales de 20 países diferentes. En octubre ha publicado el peor dato en más de 6 años, cayendo hasta mínimos no vistos desde abril de 2013, en los -16,8 puntos. Esto demuestra que las medidas tomadas por el BCE no han sido efectivas para reducir el temor a los inversores. Muchos expertos opinan que al organismo que preside Mario Dragui se le están empezando a agotar las fuerzas tras años manteniendo estímulos en la economía de la zona euro. En 2014, cuando se anunció que se lanzaba el primer QE (compra de activos por el BCE) el índice Sentix estaba en niveles de -10 puntos, mínimos de casi dos años. Sin embargo, tras conocer el anunció de activación del QE, el índice de sentimiento se disparó. El anuncio de esta segunda versión del QE no ha convencido de igual manera a los inversores europeos.

Impacto:

El pasado mes de septiembre, el Parlamento francés aprobó el Proyecto de Ley Energía y Clima. El objetivo que persigue es lograr la neutralidad de carbono para 2050, la reducción en un 40% del consumo de combustibles fósiles para 2030 (en comparación con el 30% anterior) y el cierre de las últimas plantas de carbón en 2022. El texto decreta la “urgencia ecológica y climática”, y fue presentado como un nuevo Pilar de Transición Ecológica. Para la adaptación de estas medidas, se ha optado por un modelo progresivo de tres pasos, en lugar de aplicar medidas coercitivas desde el principio, que consiste en la incitación, obligaciones, y sanciones de último recurso. El tema que aún está pendiente de resolver, y que ha sido devuelto a la Asamblea, es el de la renovación de las aproximadamente 7 millones de viviendas de uso intensivo de energía, donde se está estudiando si respaldarlo con un bono estatal en lugar de mediante crédito fiscal. Estos edificios representan el 45% del consumo de energía y el 25% de las emisiones de gases de efecto invernadero. La ley se aprobó el 26 de septiembre, aniversario del fallecimiento del presidente Jacques Chirac, el cual, en 2002 ya afirmó en la Cumbre de la Tierra de Johannesburgo que “Nuestra casa arde y miramos para otro lado”. Palabras recordadas por el senador LR Jean-François Husson para rendirle homenaje en el momento de la aprobación final de la Ley de Energía y Clima.

El faro de los mercados:

Trump supo vender su acuerdo parcial o no acuerdo con China. La renta variable a ambos lados del Atlántico registró subidas en los últimos días, ajena a otros focos de riesgo tanto económicos como de carácter geopolítico. En las próximas semanas los inversores permanecerán atentos a los beneficios empresariales del tercer trimestre, y más especialmente a las guías que puedan dar las compañías para lo que resta de año e incluso comienzo del 2020. Seguimos instalados en un escenario de cierta complacencia, que sitúa a muchos activos financieros ante unas valoraciones difíciles de justificar, salvo que pudiera existir el escenario perfecto en el futuro. Pero llevamos así ya algún tiempo. Quizás la novedad más importante de los últimos tiempos es que aumentan los mensajes sobre la ineficiencia y los problemas que puede generar los tipos de interés en cero o incluso en tipos negativo. Un experimento del que nadie sabe cómo salir, y de consecuencias desconocidas. Pero hasta que ese momento llegue, los mercados seguirán guiados por el cortoplacismo de actualidad, gracias al soporte de los bancos centrales. Un escenario en el que muchos se dejan llevar, pero en el que nuestra recomendación es no bajar la guardia, ya que la ola puede romper en cualquier momento.

La noticia amable:

La Real Academia de las Ciencias de Suecia otorgó este lunes el Premio Nobel de Economía a tres investigadores, Esther Duflo, Abhijit Banerjee y Michael Kremer, “por su aproximación experimental al alivio de la pobreza global». Duflo es la segunda mujer en recibir el Nobel de Economía, tras Elinor Ostrom. Además, con 46 años es el premiado más joven. El enfoque de estos investigadores es revolucionario, demostrando que no basta con inyectar dinero en un país y utilizando una metodología similar a la de los ensayos farmacéuticos comparando la reacción de distintos grupos aplicándoles diferentes soluciones (como cuando se suministra placebo en un ensayo). Así, por ejemplo, descubrieron que para mejorar la escolarización es más efectivo destinar dinero a medicinas contra los parásitos intestinales ya que de esta forma los niños no enferman y mejoran su rendimiento. Crear incentivos para los profesores en función de objetivos, reduce el absentismo más que recortar el número de estudiantes por profesor. La creación de unidades móviles de vacunación donde se regala comida ha dado también muy buenos resultados. 

La frase:

Y nos despedimos con una frase del filósofo y sociólogo alemán, Jurgen Habermas: “Hay una grotesca  desproporción entre la influencia profunda que la política europea tiene sobre nuestras vidas y la escasa atención que se le presta en cada país”.