Evolución económica y aumento de las desigualdades
4 de junio de 2024
El tema de la semana:
Un informe reciente de la ONU alertó sobre el incremento de las desigualdades en el mundo. Año tras año crece el número de personas más ricas del planeta (2.781 multimillonarios, un 0,000035% de la población mundial) que, además, cada vez se hacen más ricas (el 1% de la población mundial posee aproximadamente el 46% de la riqueza), lo que contrasta con el número de personas que viven en extrema pobreza (se estima que 700 millones de personas, el 9,2% de la población mundial, vive con menos de 2,15 $ al día). El aumento de la conflictividad, el auge de los populismos o los posibles efectos negativos de la revolución de la inteligencia artificial, hacen que, en muchas ocasiones, las previsiones no sean muy optimistas, pero ¿se cumplirán estas previsiones? Quizás, si hacemos un breve repaso de la historia reciente podamos obtener un poco de luz sobre lo que pueda llegar a suceder en el futuro.
La revolución industrial que comenzó en el siglo XVIII y continuó durante el siglo XIX, ya creó una brecha entre los propietarios de las fábricas, que vieron cómo sus ingresos se incrementaban notablemente, y los trabajadores, lo que a su vez llevó a un aumento de la desigualdad entre clases sociales y entre las zonas urbanas y las rurales, así como favoreció la discriminación por género y edad, a través de la explotación de niños y mujeres en las fábricas. Pero no es menos cierto que la revolución industrial impulsó la incorporación de las mujeres al mundo laboral, originó movimientos obreros y otros muchos movimientos, que fomentaron la igualdad de derechos ante la ley y que, posteriormente, ayudaron a reducir estas desigualdades y a que, en general, las condiciones económicas y sociales de la sociedad mejoraran respecto a las condiciones previas a la revolución.
Ya en el siglo XX, la globalización y el neoliberalismo promovieron la integración de mercados y economías a nivel mundial, favoreciendo el flujo libre de capital y de bienes y servicios, así como la desregulación y la privatización, lo que llevó a un aumento de las desigualdades que se produjo por la desindustrialización y la concentración de la riqueza en los países más desarrollados, el aumento de la diferencia de ingresos entre los distintos países y sectores (con sectores como el tecnológico o el financiero aglutinando una gran parte de los ingresos), la concentración del poder en grandes corporaciones en detrimento de las pequeñas, el aumento del riesgo de crisis financieras en los países más pequeños o menos desarrollados, etc. Pero también es cierto que estos cambios facilitaron el crecimiento económico y la reducción de la pobreza, la transferencia de tecnología y conocimientos a países a los que anteriormente hubiese sido impensable, una mayor colaboración internacional, etc.
También en el siglo XX, la revolución digital favoreció el incremento de las desigualdades mediante la concentración de la riqueza en un reducido grupo de empresas y personas relacionadas con el sector tecnológico, la creación de la llamada brecha digital (disparidad en el acceso, uso y habilidades para utilizar las tecnologías) entre los distintos grupos sociales y áreas geográficas, la desigualdad salarial y las diferencias en cuanto la facilidad para acceder al mercado laboral entre los trabajadores con más conocimientos tecnológicos y los menos cualificados, etc. Pero esta revolución también tuvo sus efectos positivos, como el acceso global a la información (permitiendo que personas y áreas geográficas que antes no tenían acceso a determinada información, empleos, formación, etc. pudiesen tenerlo), la creación de nuevas oportunidades de empleo y de emprendimiento, que hizo que personas o áreas geográficas que antes no tenían acceso a ellas pasasen a tenerlo y de una forma muy competitiva, lo que posibilitó un rápido crecimiento.
Como decíamos al principio, el aumento de la conflictividad, el auge de los populismos o la revolución de la inteligencia artificial, nos llevan a pensar que estamos en un momento crítico y, seguramente, ante la primera gran revolución del siglo XXI, pero, como hemos visto en el repaso que hemos realizado de la historia reciente, no parece que debamos tener miedo a los posibles cambios. Si la historia se repite, este momento convulso y la revolución de la inteligencia artificial generarán, en un inicio, desigualdades y muchos otros efectos negativos, pero también traerán otros muchos efectos positivos que, probablemente, no solo sirvan para equilibrar la balanza sino para inclinarla hacia el lado del progreso y una mejor calidad de vida para gran parte del planeta. A pesar de que la pandemia del COVID-19 supuso un retroceso, estamos en el momento de la historia con menor pobreza extrema, mortalidad infantil o desigualdad de género, así como con mayor esperanza de vida, mejores datos de democracia, mayor acceso a la educación, a la tecnología o a la información, etc. por lo que parece claro que, aunque los retos sean significativos, el ser humano siempre acaba encontrando la manera de seguir progresando.
¿Conseguiremos hacerlo también en este caso? Quien sabe. Dependerá de muchos factores, pero, con los niveles de conocimiento, concienciación, etc. actuales y con una tendencia creciente a pensar en el largo plazo y la sostenibilidad, parece que tenemos suficientes herramientas para lograrlo o, al menos, muchas más de las que hemos tenido en cualquier otro momento de la historia.
El faro de los mercados:
La última semana del mes de mayo cerraba con ligeros descensos en los mercados de renta variable con la excepción del Ibex 35 que se anotaba una ligera subida del +0,68%, lo que supone un alza del +4,31% en el mes y que ha dejado el acumulado del año en un +12,10%. Los principales índices cedían ligeramente entre el -0,50% del S&P 500 y el -1,07% del Euro Stoxx 50, en ambos casos la rentabilidad acumulada en el año supera el 10%.
Por su parte, la semana en la renta fija se puede considerar de transición en la que los tipos de interés en EE.UU. oscilaron entorno al +4,50% para el Treasury a 10 años, nivel donde cerró, esperando a poder discernir cuando se producirá el inicio de la relajación de la política monetaria. En Europa los tipos de interés repuntaban ligeramente hasta el +2,66% del Bund alemán o el +3,38% del Bono español, niveles de rentabilidad no vistos en Europa desde el pasado mes de noviembre.
En cuanto a los mercados alternativos, parece que el precio del oro se ha estabilizado en un rango estrecho entre los 2.300 y los 2.400$/oz tras la fuerte subida acumulada en los últimos meses. Por su parte el petróleo cedía muy ligeramente tras los acuerdos adoptados por la OPEP+ el pasado 2 de junio, reunión en la que se decidió analizar un incremento de la producción por parte de los miembros a partir del mes de octubre, pero indicando de que hay cierta preocupación por las previsiones actuales de la demanda de crudo y la sólida oferta actual por parte de países no miembros de la organización.
Varias fueron las referencias macroeconómicas de importancia la pasada semana, entre ellas destacamos el dato del PCE en Estados Unidos que se situó en el nivel esperado por el mercado (+2,7%), nivel aún lejos del objetivo del 2% de la FED, pero que suponía el menor ritmo de crecimiento de los precios en 2024, hecho que ha animado a los inversores a pensar que la FED pueda tener margen de maniobra para bajar los tipos de interés. Además, el miércoles se conocía el Libro Beige que dibujaba una economía en crecimiento, pero a niveles más lentos que los estimados hasta la fecha, información que se ratificaba con la revisión a la baja del PIB del primer trimestre hasta el +1,3% desde el 1,6% anterior. Sin duda, serán nuevos argumentos a favor de las rebajas de tipos por parte de la FED. Pero por ahora los datos que se van conociendo indican que la economía estadounidense mantiene un nivel elevado de fortaleza económica, el dato de la confianza del consumidor rebotaba de manera significativamente hasta el 102 desde una lectura anterior en 97,5 y una estimación de 96.
Esta semana tendremos tres publicaciones de relevancia, i) en Europa el BCE bajará los tipos de interés en 25 pbs según descuenta el mercado, pero podría comentar una ralentización de los próximos movimientos previstos dada la evolución de la rentabilidad de la deuda (repunte hasta niveles de noviembre), ii) se conocerán los datos de los PMIs de las principales áreas económicas y iii) será una semana cargada de información relevante al mercado laboral estadounidense (Jolts, ADP y tasa de desempleo), referencia clave para poder anticipar la futura tendencia de la inflación.
Una semana más podemos reseñar que los múltiples conflictos geopolíticos siguen sin pasar factura a los mercados, que parecen muy complacientes con la situación actual.
La frase:
Y nos despedimos con la siguiente frase de Maria Montessori, médica, pedagoga, psiquiatra y filósofa, además de humanista italiana, “La educación temprana es la clave para la mejora de la sociedad”.
Resumen del comportamiento de principales activos financieros (3/6/2024)
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