Renta Básica Universal y la Revolución de la Inteligencia Artificial: Un futuro sin empleo, pero con propósito
1 de octubre de 2024
El tema de la semana:
El 1 de enero de 2017, el gobierno finlandés se embarcó en un experimento social pionero: 2.000 desempleados de entre 25 y 58 años recibirían 560 euros al mes, totalmente libres de impuestos y sin condiciones. La idea era sencilla: analizar si recibir una renta básica universal (RBU) incentivaba el empleo y el bienestar. Según a quién se le preguntara, los resultados ofrecían una rotunda reivindicación de la RBU como concepto o la confirmación de que todo el asunto era una pérdida de tiempo y dinero.
En cuanto al empleo, los resultados fueron, bueno, nada especial: si bien la RBU no desincentivaba el trabajo, tampoco impulsaba drásticamente las tasas de empleo. Pero los datos sobre el bienestar eran otra historia. Cuando se les preguntó sobre su sensación de satisfacción con la vida en una escala de 0 a 10, los recipientes de la renta básica informaron de un 7,3 frente al 6,8 del grupo de control (no receptores). Los participantes reportaron un estado de salud mental significativamente mejor, menos estrés y una mayor seguridad financiera. Esa es una diferencia significativa.
Desde el experimento en Finlandia, ha habido múltiples programas pseudo-RBI, el más notable teniendo lugar en España con el Ingreso Mínimo Vital que se lanzó en 2020. Pero hasta ahora ningún país o gobierno se ha atrevido a implementar un programa a nivel nacional. Eso podría estar a punto de cambiar pronto. Si las predicciones sobre la Inteligencia Artificial (IA) realizados en Silicon Valley son ciertas, la RBU podría convertirse en una práctica estándar antes de lo que pensamos. El «padrino” del venture capital (capital riesgo) de Silicon Valley, Vinod Khosla, declaró recientemente que espera que la IA asuma el 80% del trabajo en el 80% de los empleos, «ya sean médicos de atención primaria, psiquiatras, vendedores, oncólogos, trabajadores agrícolas o trabajadores de líneas de montaje, ingenieros estructurales, diseñadores de chips, lo que sea».
Khosla tampoco es el único que predice esto: es prácticamente la opinión de consenso en Silicon Valley. Entonces, ¿cómo funcionaría? En la era de la IA, la RBU probablemente implicaría una combinación de impuestos progresivos, impuestos a la riqueza de las corporaciones que se benefician de la automatización y gravámenes a las ganancias generadas por la IA. Los gobiernos también podrían introducir impuestos sobre el uso de datos o las transacciones digitales, reasignando estos ingresos para financiar programas de RBU.
Para quienes se vean beneficiados por la RBU, la propuesta de valor es embriagadoramente atractiva: todos trabajaríamos tres días a la semana y tendríamos más tiempo para estar con la familia, los amigos y para actividades creativas. No está mal. Y eso podría ser solo el comienzo. Algunos estiman que en las próximas décadas todos podríamos trabajar solo unas pocas horas por semana. En este escenario hipotético, pero altamente plausible, es probable que la RBU no sea vista como un lujo, sino como un derecho humano fundamental. No es difícil imaginar un mundo dentro de 30 años en el que pensemos en la RBU en los mismos términos en los que vemos la atención médica universal hoy (al menos en Europa).
Sin embargo, por utópico que pueda parecer un día de trabajo a la semana, los maximalistas de la IA como Khosla a menudo pasan por alto una parte importante del cálculo: por mucho que la gente tienda a quejarse del trabajo, para la mayoría de nosotros nos da un sentido de propósito. El trabajo nos da una razón para levantarnos por la mañana. Y para extrapolar aún más: para muchos forma parte de nuestra identidad. Cuando se trata de propósito e identidad, es algo a lo que es difícil ponerle precio.
El faro de los mercados:
El comportamiento semanal de los mercados de renta variable fue bastante positivo y especialmente para las bolsas chinas, que reflejaron en sus cotizaciones las medidas de estímulo anunciadas por las autoridades, y que continuaron ayer justo antes de cerrar hasta el 7 de octubre por festividad local. El CSI 300 ha acumulado una subida en las últimas 4 sesiones del 25%, subiendo desde los 3.200 puntos hasta superar los 4.000 puntos al cierre de septiembre.
El impacto de la reacción de las bolsas en China se vio claramente reflejado en los índices europeos, el Euro Stoxx 50 subía un +4% y el Ibex 35 un +1,82%, Europa es el primer socio comercial de China. Por su parte los índices estadounidenses que llevaban un comportamiento similar al europeo, en la tarde del viernes vieron como las ventas hacían desaparecer una parte importante de las ganancias semanales dejando al S&P 500 con una subida del +0,52% o al Nasdaq 100 del 1,10% lejos de máximos. Nuevamente hay que destacar que el S&P 500 marcó una serie de nuevos máximos históricos al cierre de la sesión y dejando el techo en los 5.772,8 puntos.
Los mercados de deuda reflejaron las dos realidades existentes a nivel de crecimiento económico a ambos lados del Atlántico. La deuda estadounidense se ha mantenido muy estable en rentabilidades cercanas al 3,75% para el Treasury a 10 años, una vez conocida la decisión de la FED y los datos macroeconómicos que respaldan la buena marcha de la economía en un contexto de ligera desaceleración. En cambio, los datos macroeconómicos europeos, los PMIs se quedaron claramente por debajo de las estimaciones y el indicador compuesto por debajo de la zona de expansión en 48,9 puntos frente a una estimación de 50,6, siguen mostrando la fragilidad de las economías francesa y alemana, lo que ha permitido que el coste de la deuda corrija hasta el 2,14% para el Bund y al 2,93% para el Bono. Son dos los motivos principales que han afectado a esta caída en las rentabilidades, por un lado desde Francia se alerta del riesgo de superar el 6% de déficit público, por lo que el gobierno de coalición está tanteando una serie de subidas de impuestos, y por otro lado, la bajada de 50 pbs por parte de la FED ha dado margen de maniobra adicional al BCE para seguir con su política de ajuste de los tipos de interés.
En cuanto a los mercados de materias primas, nos encontramos con el oro cerca de sus máximos históricos, (al igual que el S&P 500, ha establecido un nuevo máximo histórico intradiario en los 2.696,90 USD/Oz), apoyado por las bajadas de tipos de interés y la demanda especialmente sólida de algunas entidades. Por lo que respecta al precio del crudo, la semana se cerró con una notable bajada del precio hasta los 72 USD/b, lo que representa un -3.37%. Esta bajada no acompaña al movimiento de las bolsas lo cual ha de extrañar cuando menos, si los mercados suben es debido a que anticipan unos buenos niveles de actividad económica, hecho que se ve reflejado en las materias primas con subidas de precios. Además, la situación en Oriente Medio está complicándose aún más, lo que debería haber favorecido las subidas del precio del crudo. Estaremos atentos al desarrollo de los acontecimientos y veremos si se corrige este efecto, cuando menos anómalo en el precio del Brent.
Para la semana en curso el mercado estará muy pendiente de los datos del IPC en Europa, se espera un descenso por debajo de la referencia del 2% y hasta el 2,7% para el dato subyacente. En Estados Unidos las referencias más importantes las tendremos en los datos de empleo con los Jolts, ADP y tasa de desempleo y el dato de las nóminas no agrícolas. Además, se reunirá la OPEP que podría anunciar nuevas medidas para subir los precios del crudo.
La frase: Y nos despedimos con la siguiente frase de Paulo Coelho de Souza novelista y dramaturgo brasileño: “Las pequeñas cosas son las responsables de los grandes cambios”.
Resumen del comportamiento de principales activos financieros (30/9/2024)
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