El Proxy Voting y la Erosión de los Derechos de los Inversores
21 de enero de 2025
El tema de la semana:
Por Ana Quintanal Bertoldi
El proxy voting o voto por poder, es un mecanismo mediante el cual los accionistas delegan su derecho de voto a un representante, o «proxy», quien vota en su nombre. Esta práctica es fundamental para asegurar que los intereses de todos los accionistas, independientemente de su tamaño, sean considerados en decisiones importantes.
Esta herramienta esencial para que los accionistas influyan en las decisiones corporativas, se encuentra hoy debilitada en su capacidad de promover objetivos sostenibles. Aunque sigue siendo utilizado, las grandes gestoras y bancos han reducido su compromiso con propuestas sostenibles, en gran parte debido a un giro estratégico que responde a presiones políticas y legales. Este cambio limita el poder de los inversores para alinear sus valores y objetivos a largo plazo con las políticas corporativas, cuestionando los derechos fiduciarios fundamentales que el proxy voting protegía. Desde 2021, grandes gestoras como BlackRock y Vanguard usaron el proxy voting para apoyar propuestas que promovían la sostenibilidad mediante prácticas como la diversidad en los consejos de administración y la reducción de emisiones de carbono. BlackRock respaldó el 47% de estas iniciativas en 2021, mientras Vanguard alcanzó un pico parecido ese mismo año. Sin embargo, en 2024, este apoyo bajó drásticamente: BlackRock redujo su respaldo al 4%, y Vanguard no apoyó ninguna de las más de 400 propuestas ambientales o sociales revisadas. Las razones detrás de este cambio tienen que ver con que muchas de estas propuestas se consideran demasiado estrictas o que no aportan un beneficio financiero claro. Este retroceso no solo cuestiona la coherencia de estas instituciones con los valores de sostenibilidad que proclamaban, sino que también impacta negativamente en la confianza de los accionistas que delegaron en ellas sus votos con la expectativa de defender intereses a largo plazo.
El debilitamiento de esta herramienta también se refleja en la salida de grandes bancos e instituciones financieras de alianzas climáticas clave, como la Net Zero Asset Managers (NZAM) y la Net Zero Banking Alliance (NZBA). Desde finales de 2024 y principios de 2025, bancos como JPMorgan Chase, Bank of America, Citigroup, Morgan Stanley, Goldman Sachs y Wells Fargo, así como las gestoras de activos mencionadas, abandonaron estas coaliciones. Estas alianzas, además de ser un espacio de coordinación para implementar estrategias sostenibles, representaban compromisos concretos para alinear las inversiones con objetivos globales de reducción de emisiones para 2050. Las razones oficiales para abandonar incluyen preocupaciones legales, regulatorias y críticas de sectores conservadores, que argumentan que estas iniciativas estaban diseñadas para boicotear a las industrias de combustibles fósiles. Sin embargo, este movimiento impacta negativamente los esfuerzos colectivos necesarios para abordar desafíos climáticos a escala global.
El impacto de estas decisiones es muy importante. Aunque las gestoras y bancos insisten en que su desvinculación de las alianzas climáticas no implica un abandono de sus objetivos de sostenibilidad, la pérdida de estos compromisos colectivos debilita la capacidad de los inversores para influir en los resultados corporativos. Al salir de estos marcos, las empresas están reduciendo la presión sistémica para incentivar el cambio hacia prácticas más sostenibles. Esto significa que, aunque el proxy voting sigue, las propuestas sostenibles están perdiendo relevancia dentro de las prioridades de estas empresas, dejando a los accionistas sin una vía efectiva para defender sus objetivos sostenibles.
Este cambio viene de la mano de la reelección de Donald Trump, el cual ha seguido un discurso crítico hacia las políticas ESG, catalizando un retroceso en los avances logrados bajo administraciones anteriores. Las presiones políticas han incentivado a las instituciones a priorizar beneficios económicos inmediatos, sacrificando sus compromisos previos con la sostenibilidad. Este giro también refleja un cambio cultural dentro de las empresas, como lo vimos con el discurso reciente de Mark Zuckerberg, fundador de Meta, quien defendió la “energía masculina” en las corporaciones y criticó las políticas de inclusión que él mismo había apoyado previamente. Meta ha eliminado sus metas de diversidad y flexibilizado políticas de moderación de contenido, alineándose con el clima político actual. Además, empresas como Walmart y McDonald’s han eliminado también sus objetivos de diversidad previamente establecidos, reflejando un patrón de desmantelamiento de políticas progresistas.
El impacto de estos movimientos no se limita Estados Unidos. Dado el peso de las grandes gestoras y bancos en los mercados internacionales, sus decisiones influyen directamente en otras empresas y gobiernos. La percepción de que los compromisos climáticos y sociales pueden abandonarse fácilmente ante presiones políticas debilita los esfuerzos globales para lograr un futuro sostenible. Al abandonar estas alianzas, se envía un mensaje preocupante a los mercados internacionales: las ganancias inmediatas pueden primar sobre los riesgos a largo plazo, incluso cuando estos riesgos, como el cambio climático, tienen implicaciones devastadoras para la economía y la sociedad en general.
En este contexto, los inversores están perdiendo una herramienta clave para proteger sus intereses a largo plazo. El proxy voting, diseñado para permitir a los accionistas influir en las políticas corporativas, se está convirtiendo en un mecanismo cada vez menos efectivo en la promoción de iniciativas sostenibles. Las instituciones financieras deben reconsiderar su papel y proteger los derechos de los inversores y su responsabilidad en la creación de un futuro sostenible. De lo contrario, corren el riesgo de dañar aún más la confianza en el sistema financiero y de fomentar un modelo económico que ignora riesgos fundamentales para las generaciones futuras.
El camino hacia un sistema financiero responsable necesita un compromiso serio y firme con los derechos de los inversores y un enfoque que priorice practicas sostenibles. En un momento crítico para el planeta y la sociedad, las decisiones que se tomen ahora no solo marcarán el rumbo de los mercados globales, sino también el impacto que dejaremos a las futuras generaciones. Con el regreso de Trump, es momento de reflexionar sobre cómo equilibrar intereses económicos inmediatos con la construcción de un futuro más resiliente y consciente. Es un nuevo capítulo lleno de retos y oportunidades para demostrar que la sostenibilidad puede ser compatible con el crecimiento y la prosperidad.
El faro de los mercados:
Semana de subidas importantes en las bolsas mundiales apoyadas en unos sólidos datos macroeconómicos y un inicio prometedor de la temporada de resultados correspondientes al cuarto trimestre de 2024. En Estados Unidos tanto el S&P 500 como el Nasdaq 100 se quedaron a las puertas de anotarse una subida del 3% para cerrar en los 5.996,66 puntos y los 21.441.15 puntos respectivamente. En Europa el Euro Stoxx 50 fue capaz de superar esas ganancias y terminó anotándose un +3,43% para concluir la semana en 5.148.30 puntos. El más rezagado de los índices fue el Ibex 35 que solo mejoraba un 1,67% y terminaba la sesión del viernes en 11.916.30 puntos.
Los bonos gubernamentales veían minorar levemente sus respectivas rentabilidades al ganar de nuevo fuerza la probabilidad de que se produzcan bajadas de tipos de interés tanto por parte de la FED como por parte del BCE. El Treasury a 10 años bajaba 14 pbs hasta quedarse en una rentabilidad del 4,62% (llegó a negociarse a 4,81%, referencia no vista en 2024). El Bund y el Bono con vencimiento a 10 años también reflejaban la tendencia general del mercado con descensos en su rentabilidad de 7 y 10 pbs, para terminar en un 2,50% y un 3,16% respectivamente.
Los activos alternativos también vieron como los inversores se interesaban por ellos, el apetito por el riesgo ha vuelto al mercado, y subían a lo largo de la semana. El oro lo hacía un 1,24% para terminar en 2.748,70 USD/Onz y el Brent se anotaba un 1,29% para finalizar en 80,79 USD/b.
Varias fueron las referencias macroeconómicas conocidas a lo largo de la semana, pero sobre todo destacaron las actas del BCE en Europa, que apuntan a que se continuará relajando la política monetaria, e incluso se ha dejado abierta la posibilidad a una próxima bajada de 50 pbs, para ayudar a estimular una actividad económica que sigue siendo muy baja a nivel continental. En Estados Unidos el dato del IPC salía prácticamente en línea con lo esperado, pero el IPC subyacente mostraba una ligera sorpresa positiva al descender una décima hasta el 3,2% después de estar estancado varios meses en el 3,3% y sin ser capaz de mostrar de tener la capacidad de poder situarse por debajo del 3%. Además, las ventas minoristas y el crecimiento de los salarios, ambos por debajo de lo previsto, generaban optimismo por dos motivos, la economía sigue creciendo a buen ritmo, peo no se sobrecalienta, y ese ritmo de crecimiento es compatible con bajadas de tipos por parte de la FED.
La semana en curso no nos traerá referencias de importancia que puedan alterar el curso de los mercados. Estados Unidos permanecerá cerrado el lunes al celebrarse el día de Martin Luther King, el miércoles se publicará el indicador líder para el que se espera un ligero descenso tras la subida del +0,3% el mes anterior y el viernes conoceremos el dato provisional de los PMIs. En Europa destacamos el dato de la confianza inversora del instituto ZEW y los datos provisionales de los PMIs que podrían mostrar una ligera subida de manera conjunta, aunque se espera cierta corrección en el componente de servicios.
También hay que destacar que el comienzo de la temporada de resultados, especialmente en el sector financiero, ha sido muy sólida, lo que augura un muy buen cuarto trimestre a nivel empresarial y esto certifica la buena salud de la economía estadounidense. Por ahora han publicado 42 compañías con un crecimiento medio del BPA del 7,7% frente a la estimación inicial de un 7,5%, con un 83% de las empresas publicando resultados por encima de lo que se preveía.
La geopolítica trae una noticia positiva y es la tregua alcanzada entre Hamas e Israel, lo que podría favorecer la corrección de los precios de las materias primas. Sin embargo, el lunes Donald Trump ha tomado posesión de la Casa Blanca, y es de esperar que vivamos unas semanas de continuos anuncios de medidas que podrían enfriar los ánimos de los inversores y alterar las perspectivas para los mercados en 2025. En sucesivas notas semanales, estaremos muy atentos a cómo evolucionan los diferentes frentes de actuación del nuevo gobierno estadounidense.
La frase:
Y nos despedimos con la siguiente frase de Martin Luther King: “No me duelen los actos de la gente mala. Me duele la indiferencia de la gente buena”.
Resumen del comportamiento de principales activos financieros (20/1/2025)

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