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Santo padre Francisco: ¡Gracias!

Santo padre Francisco: ¡Gracias!

Por Iker Barrón Ibeas

Santidad,

¡Gracias!, gracias por tantas cosas.

Primero de todo, gracias por la oportunidad y privilegio de este mensaje, soy plenamente consciente del incontable número de cartas y mensajes que debe recibir y lo complejo de poder atenderlos.

Segundo, gracias por ser como es y, sobre todo, por demostrarlo con sus acciones. De pequeño en casa me enseñaron que no es lo que dices sino lo que haces lo que realmente muestra quién eres, y usted, Santidad, es pura coherencia y ejemplo.

Tercero, gracias por su implicación y esfuerzo en hacer que la economía sea una parte más de la vida de la Iglesia, en poner sobre la mesa la dimensión del voto de pobreza más allá del clericalismo, en hablar del dinero como medio y no como fin (servir y no gobernar), como algo necesario para la misión. 

En los más de 25 años trabajando con Instituciones de la Iglesia con el objetivo de alinear su patrimonio con su misión y carisma, saber que ese trabajo coincide con su mensaje, luchando contra el indietrismo, abogando por la universalidad, comunión, fraternidad, eficacia, sostenibilidad y haciéndolo con credibilidad, profesionalmente y con experiencia, es, por un lado, una validación y, por otro, un acicate para continuar en el camino.

Un camino que muchas veces ha sido, y es, tortuoso por obstáculos tanto dentro de casa como fuera. Pero saber que estamos andando acompañados por usted y siguiendo sus pasos nos llena de motivación y energía para continuar. Y continuar sabiendo cual es nuestro papel, que no es otro que traducir el idioma financiero y económico a un lenguaje que las Instituciones entiendan, de modo que ese conocimiento les de la soberanía en la toma de decisiones. Porque la confianza que las Instituciones depositan en nosotros es un regalo y como tal tenemos la responsabilidad de justificarla y documentarla desde una total trasparencia. Es nuestra obligación responder a las preguntas que incluso no se han formulado, pues sin conocimiento difícilmente habrá soberanía.

Y ahí “La economía de Francisco”, y todo lo que en torno a ese movimiento gira (como la Francesco Collaborative, Catholic Impact Investing Collaborative y Mensuram Bonam, donde participamos activamente) crea un marco que nos permite formarnos, compartir, conversar y, la más importante y lenta, actuar.

Por último, gracias por abrir las puertas de Iglesia a todos, por esa Iglesia que es amor y no juez, de acogida inclusiva y relaciones igualitarias. Poder hablar en un plano horizontal de aquello en lo que aportamos los laicos, diciendo lo que pensamos y no lo que se quiere escuchar, nos hace crecer a todos.

¡Por muchos más años caminando y soñando juntos!