Cumbre de la OTAN 2025: Compromiso con el Artículo 5
1 de julio de 2025
Por Elisa Cano
Los días 24 y 25 de junio de 2025 se celebró en La Haya, Países Bajos, la cumbre anual de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). En el marco del encuentro, se dieron cita representantes de los 32 Estados miembros, junto con socios estratégicos invitados, con el objetivo de reforzar la seguridad colectiva, revisar los compromisos actuales y enfrentar desafíos emergentes en los ámbitos geopolítico y tecnológico. Fue la primera cumbre organizada por los Países Bajos y también la primera bajo el liderazgo del nuevo secretario general, Mark Rutte. La organización del evento requirió un operativo de seguridad sin precedentes en los Países Bajos, conocida como “Operación Escudo Naranja”: más de 27.000 efectivos fueron desplegados para proteger a las delegaciones.
Uno de los puntos centrales del encuentro fue el compromiso colectivo de aumentar el gasto en defensa hasta el 5 % del PIB en cada país miembro de aquí al año 2035. Este objetivo fue respaldado por todos los Estados miembros, aunque con grados variables de compromiso, según las capacidades económicas de cada uno.
La distribución propuesta es la siguiente:
- 3,5 % del PIB destinado a gasto militar directo: armamento, personal, operaciones, formación y mantenimiento.
- 1,5 % del PIB dirigido a otros elementos relacionados con la seguridad, como infraestructuras estratégicas, innovación tecnológica, ciberdefensa, industria de defensa y resiliencia civil.
Este aumento en el gasto busca garantizar la capacidad de disuasión de la OTAN frente a amenazas presentes y futuras. Se acordó realizar una revisión intermedia en 2029 para valorar los progresos alcanzados y adaptar las estrategias según el contexto económico y político de cada país.
Aunque el 5 % es el objetivo general, el acuerdo contempla márgenes de flexibilidad. Algunos Estados, como España, indicaron que sus circunstancias fiscales actuales limitan su capacidad para alcanzar ese nivel en el corto plazo. En su caso, se comprometieron a alcanzar un gasto del 2,1 % del PIB de forma paulatina y estructurada. También se acordó que ciertos tipos de apoyo externo —como la asistencia financiera o militar a países socios como Ucrania— podrán computarse dentro del porcentaje, siempre que se alineen con los objetivos estratégicos de la OTAN.
Los países miembros reiteraron su compromiso con el Artículo 5 del Tratado de Washington, que establece que un ataque armado contra uno de ellos se considerará un ataque contra todos. Este principio de defensa colectiva sigue siendo el núcleo de la OTAN y fue expresamente respaldado por todos los asistentes a la cumbre. El documento final de la reunión subraya que, para asegurar la credibilidad de este compromiso, es imprescindible reforzar las capacidades militares, optimizar la interoperabilidad entre las fuerzas aliadas y realizar ejercicios conjuntos.
Durante la cumbre se presentó un análisis estratégico que describe a Rusia como un riesgo sostenido a medio y largo plazo para la seguridad europea y atlántica, especialmente en el flanco oriental de la Alianza. Según los informes debatidos, este desafío requiere respuestas estructurales coordinadas. En el contexto de la guerra en Ucrania, iniciada en 2022, los líderes de la OTAN reafirmaron su apoyo al gobierno ucraniano. Aunque no se discutió la incorporación de Ucrania como miembro, sí se ratificó la cooperación activa en diversas áreas y se estableció que el apoyo a Ucrania seguirá dentro del marco de colaboración OTAN-Ucrania.
La cumbre dedicó una parte significativa a la evaluación de capacidades tecnológicas de defensa. Se abordaron temas como la inteligencia artificial aplicada a entornos militares, la guerra electrónica, los sistemas autónomos y la ciberseguridad.
En este marco, los aliados acordaron reforzar programas como DIANA (Defence Innovation Accelerator for the North Atlantic), una red de centros que promueve el desarrollo de tecnologías emergentes para fines defensivos, y el Fondo de Innovación de la OTAN, dotado con más de mil millones de euros, que financia proyectos estratégicos en empresas emergentes del sector tecnológico.
En definitiva, la cumbre de la OTAN reforzó la seguridad colectiva, modernizó las capacidades defensivas y reafirmó la preparación ante un entorno global cambiante. Con el acuerdo sobre gasto militar, el respaldo al Artículo 5, la actualización tecnológica y la continuidad del apoyo a Ucrania, la Alianza se muestra cohesionada, enfocada en la disuasión y la estabilidad. El seguimiento de estos compromisos se llevará a cabo en la cumbre de 2026.